El Románticismo.
El romanticismo, movimiento literario y artístico que surgió en Europa en el segundo tercio del siglo XVIII, significó una reacción contra la ilustración, y contra su empeño de solucionar los problemas que aquejaban a la humanidad mediante la utilización de la razón. De esta forma los románticos estiman que son los sentimientos y las emociones los que deben regir la actuación de las personas.
Mi opinión es que el pensamiento ilustrado es más acertado que el romántico, porque el ser humano debe confiar en la razón y no en la fantasía. Pienso que no era acertado el pensamiento romántico cuando achacaba a la ilustración los males de la sociedad de aquel tiempo, pues la verdad es que los ilustrados se encontraron con una sociedad anticuada, formada en el Antiguo Régimen, injusta, pero de la que ellos no eran culpables. Tampoco ellos aportaron casi nada positivo y útil y fue tan solo la belleza de sus obras literarias lo más caracteristico de este tiempo.
Sin embargo aquí en España sucede algo especial, puesto que los románticos, defensores del liberalismo fueran la principal fuerza opositora a Fernando VII. Se convierten en los defensores de la libertad y de los derechos de los ciudadanos e intentan que de una vez por todas el absolutismo fuese eliminado del país, aunque no tuvieran éxito y se vieran obligados a exiliarse en otros países hasta 1833. Solo por eso merecen nuestra consideración, así también como por la indudable belleza de la poesía de Bécquer o Espronceda, por citar algunos; y por el acertado análisis de la sociedad de la época que realizó Mariano José de Larra.
Mi opinión es que el pensamiento ilustrado es más acertado que el romántico, porque el ser humano debe confiar en la razón y no en la fantasía. Pienso que no era acertado el pensamiento romántico cuando achacaba a la ilustración los males de la sociedad de aquel tiempo, pues la verdad es que los ilustrados se encontraron con una sociedad anticuada, formada en el Antiguo Régimen, injusta, pero de la que ellos no eran culpables. Tampoco ellos aportaron casi nada positivo y útil y fue tan solo la belleza de sus obras literarias lo más caracteristico de este tiempo.
Sin embargo aquí en España sucede algo especial, puesto que los románticos, defensores del liberalismo fueran la principal fuerza opositora a Fernando VII. Se convierten en los defensores de la libertad y de los derechos de los ciudadanos e intentan que de una vez por todas el absolutismo fuese eliminado del país, aunque no tuvieran éxito y se vieran obligados a exiliarse en otros países hasta 1833. Solo por eso merecen nuestra consideración, así también como por la indudable belleza de la poesía de Bécquer o Espronceda, por citar algunos; y por el acertado análisis de la sociedad de la época que realizó Mariano José de Larra.
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